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Marzo 2017

 

Queridos Corinne y Arturo:

Nuestra estadía en vuestra finca ha sido una experiencia maravillosa e inolvidable. El conductor nos recogió en el aeropuerto y nos trasladó a la entrada. Ahí nos esperaba William con el Landrover. En la casona, Estela nos recibió con una deliciosa cena al calor de la chimenea. Qué recibimiento más cálido!

Disfrutamos mucho el aire puro, los paisajes fantásticos, el silbido del viento y las noches oscuras cuajadas de estrellas. Puro infinito. Es un sitio hermoso, mágico. 

William y su hermano nos acompañaban a dar paseos en caballos y nos mostraron los alrededores de la finca. Era muy interesante escuchar sus explicaciones. Nos sentimos muy arropados en su compañía. Estela nos preparaba unas comidas y refrescos naturales deliciosos. Estaba siempre atenta si necesitábamos algo. Tuvimos la oportunidad de compartir momentos con sus niños, caminando en el "laberinto", o simplemente jugando con los perros. 

Nos gustó mucho el ambiente acogedor y espléndido de la casa. Cada detalle refleja el cariño que habéis puesto a este proyecto. Los días pasaron muy rápidos pero aún tenemos presente esas vivencias enriquecedoras. Muchas gracias por compartir con nosotros vuestra maravillosa hacienda.

Nombre de la persona

Ciudad, estado

Gäste Finca

Februar 2017

 

Queridos Corinne y Arturo,

 

Muchísimas gracias por haber sido tan generosos y tan hospitalarios con nosotros al permitirnos pasar unos días en vuestra preciosa casa del Rosal de Cundinamarca. Si nos hubiéramos hospedado en un hotel en Bogotá nuestro viaje no hubiera sido ni parecido siquiera. Nos ha encantando el sitio. Los campesinos que os cuidan la finca nos han atendido maravillosamente y nos hemos sentido muy a gusto y muy cómodos. Os estamos de corazón muy agradecidos a vosotros y a ellos.

 

Hemos hecho un viaje verdaderamente fabuloso. Creo que solamente se podría haber mejorado si hubiéramos coincidido con vosotros en El Rosal, pero todo no se puede tener en la vida.

 

Colombia tenía mucha mas relación con mis sueños que con los de John, aunque no fue nada difícil contagiarle las ganas de ir. Rápidamente mostró un interés enorme por un país al que conocía en los mapas, en las noticias y en referencias de amigos y conocidos colombianos. Para mi tenía una parte de nuestra historia en común, una lengua, una religión y muchas muchas horas de gloria siguiendo las novelas de García Márquez. Los dos nos estudiamos a Colombia antes de hacer el viaje y lo hemos disfrutado enormemente. Ha sido una gran suerte y gracias a Dios no hemos tenido ni el mas mínimo percance, ni siquiera un pinchazo en la rueda del coche.

 

A mi una de las cosas que mas me hace disfrutar y que mas me enriquece cuando viajo es tratar de cerca a la gente del lugar y conversar con ellos. Gracias a vosotros hemos conocido a Enrique, a Ernesto Gómez y a los campesinos tan bondadosos que os cuidan la finca. Así hemos tenido la oportunidad de oír de primera mano muchas de las dulzuras colombianas: “Sí señora, sumercé, es un gusto, a la orden, ay qué pena con usted, perdone pero disculpe, las cobijas….” y todas esas cosas que vosotros decís de forma tan natural y espontánea, y sin embargo a nosotros los españoles, ni haciendo un gran esfuerzo somos capaces de esconder nuestra agresividad en las formas lingüísticas.

 

Ernesto Gómez ha sido nuestro Ángel de la Guarda. No solo ha sido nuestro conductor sino que nos ha protegido, nos ha cuidado y ha hecho posible que nos sintiéramos seguros en todo momento y muy a gusto en su compañía. Nos llevó desde El Rosal de Cundinamarca hasta Cartagena de Indias en Bolívar en coche. Hemos hecho un viaje absolutamente maravilloso. Subiendo y bajando los Andes hasta llegar al Caribe. Pasamos por los pueblitos coloniales andinos mas pintorescos, por montañas, cañones, cruzamos ríos y ciénagas para terminar en el mar Caribe. Es difícil saber qué sitio nos ha gustado mas aunque de momento Mompox lleva puesta corona de laureles.

 

Pero nuestra suerte no acabó ahí, todavía nos quedaba la mejor de todas: Enrique. Esa sí que fue una suerte grande caída del cielo. Era como un satélite privado y disponible todo el rato. Hablábamos casi a diario y a veces mas de una vez. Él nos decía dónde había que dormir, dónde había que comer y qué debíamos pedir, qué cosas no se podían dejar de ver, qué debíamos llevar leído, etc. Nos hacía las reservas, daba instrucciones telefónicas al que fuera necesario avisando de nuestra llegada, nos llevó a Andrés Carne de Res en Bogotá y nos hizo un pescado riquísimo en El Rosal y nos dio un postre delicioso de queso fresco con panela. Su vivacidad, su entusiasmo, su conversación, todo fue un verdadero privilegio, todo lo que os diga es poco.

 

¿Cómo puede una sentirse después de un viaje tan interesante y con tantas cosas buenas que nos ha pasado?. Nos ha encantado el país y nos han encantado los colombianos. Que Dios los ayude en la inmensa y dificilísima tarea de reconciliación para alcanzar la paz. Sería el camino de hacer verdaderamente la Gran Colombia (aunque mas pequeña que la del sueño de Bolívar) y un ejemplo para el mundo entero si de verdad se logra. Así sea.

 

Queridos Corinne y Arturo, muchísimas gracias de corazón y esperamos que algún día también nosotros podamos ser los os hospeden a vosotros.

 

Un fuerte abrazo

 

Susana

Susana

Ciudad, estado

Gäste Finca

Januar 2017

 

 

(Carta a la embajada Suiza en Bogota)

 

La casa es preciosa, las afueras y el ambiente también. Perfecto para descansar, pasear, leer, soñar....

 

ganz herzliche Grüsse an Euch Beide!

 

Nadia und Adrian

DEZA

Bolivien

Nombre de la persona

Ciudad, estado

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